EN DUELO.
Rosalía Gutiérrez….es  mi alma gemela tiene el alma afligida y le cuenta al mundo lo que siente,   un ser tan querido y admirable como fue… Sampietro y se expresa así:
Mi corazón está a la altura de tus heridas, junto a ti yace todo tormento de la carne, ya no existe.  El alma se está purificando y está al alcance de la mano divina…la tierra.
Se agita mi pecho cada vez que del recuerdo viene galopando ya sin sentido,  no hay razón,  solo la resignación del sentimiento más profundo,  como  en  alcoba que  se queda en un profundo sueño  buscando un lugar entre la luna y el sol… el cielo. Y luego se queda quieto despierta de su letargo para encontrarse con la luz.
Como echo de menos tu presencia… me has dejado como herencia y bendición la substancia más divina que circula por las venas de mi  propia descendencia…y yo te recuerdo aún más, en aquellos tiempos que trascendían entre la clara luz de la vida,  participando cada segundo en la mesa y la familia,  todo era jolgorio y complacencia.  Ahora  te has marchado del todo,  con tus valijas y todo  los anhelos a otra dimensión que solo tú tienes el conocimiento.                                                                                                                                
Esta primavera en Madrid me sabe a  invernal, me cala los huesos una a una, lo siento así.  Tal vez  no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos… helada se queda la sangre, la  piel adquiere un color fúnebre y los ojos tratando de esquivar sin que se note…hay que reír por no llorar todo el tiempo, y llega cada vez más fuerte la melancolía de la existencia vana, quiénes somos?  ¿Por qué se nos acaba la respiración al llegar al ocaso de la carne?,  ¿porqué el dolor parece que no termina? 
Cuando sus palabras musitaban esperanzas lejanas en su lecho de agonía y sus manos al estar juntas parecían suplicar al cielo… solo una gota de rocío nada mas, pues la sequía parecía interminable…era el dolor en la carne.  Tras la ventana se veía  que  no salía el sol… ya nunca más saldría el sol,  ni las estrellas  que por las noches se ocultaban y murmuraban entre ellas que ya no hacía falta tener m
ás  ilusión, pues él ya estaba de salida,  llegaba el fin.…la nada.   Que designios tan despiadados  ¿de donde procede?
Sampietro  se llamaba mi suegro me contaba Rosalía, gustaba de su nombre,era un hombre de caminar muy erguido,  orgulloso, jovial, reía mucho conmigo, tenía un carácter espléndido.  Cuando de visita llegaba a  mi hogar  me llamaba cariñosamente " la rosa amarilla" ..."cómo está la rosa amarilla"  le gustaba darle  justamente el color amarillo y  alegría a mi vida, me hacía muy feliz con  su inusitada  presencia.  Me decía alegremente como sentía la vida pasar,  muy cómodamente  sentado en el sofá de gobelino italiano, en un azul estampado precioso colorido,  que él mismo hizo como ebanista, muy profesional en su trabajo, para mí  uno de los mejores de la ciudad de Lima.
…./                                              

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