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La experiencia y la lucha cotidiana lo veía él, de tal manera que decía _”que la soledad era la mejor compañía, que no le traía más problemas”, pero a veces… decía también, que por las noches en su cama solo había penurias, desencanto y un intenso frio y vacío que se hacía eterno…“Que le vamos hacer…así me
ha tocado la vida.”
En el
último tramo, Sampietro caminaba solo, no
tuvo pareja que lo acompañara , o que le curara sus heridas, o por una
caída fortuita de arduo trabajo que le
tocaba, hasta el sudor de puro cansancio se secaba por sí
solo, cuando se dormía… Es la soledad
decía, que no perdona, a veces es tan agria,
indolente y sombría…no tiene alma, ni sabor, ni color. _Eso Rosalía lo sabemos tú y yo… se llama
costumbre, no se ama pero se está ahí.
En el ocaso de la vida humana la familia se vuelve indulgente, caritativa, más cariñosa, le
cuentan pequeñas mentirijillas, como asomo de compasión. Sampietro fue arropado por toda su familia. Hoy por hoy descansa en paz. En su tumba el Baquíjano en Callao Perú, nunca faltarán las flores amarillas... la rosa
amarilla. Y más te digo Rosalía, que el buen tiempo se hará presente…vendrán
las mariposas, las abejas a jugar, luego harán su nido y miel. Resurgirá nuevamente el ciclo de la vida como
algo esperanzador…la continuidad. La
vida tiene que seguir como partitura de
elegía musical que se repite…un ambiente agradable y conciliador…la
Resignación.
Rosalía amiga, ya es hora… deja abierta la puertecilla de la
jaula, que las palomas echen a volar…esas
palomas blancas que amenazan anidar en
el pensamiento y se convierte luego en tu
carcelero…la tristeza, de oscura tez que luego languidece. ¿No es suficiente tanto pensamiento?....¡La
vida es nuestra propia creación!.
En memoria de mi suegro Pedro Victor.
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