Cartas a un Angel

Llegaste a mí, un día cuando tenía frio, pues ansiaba
abrigo maternal…de tus manos cálidas solo he recibido
consuelo y esperanza. Todavía soy un niño.
En tu noble corazón,  hallé la grandeza que me aguarda hoy.
Me sentí ángel en el edén, único en el universo.
De tu fortalecedor aliento hacia mí,  surgió mi poderío de hoy
noble de espíritu…. hallé lo que buscaba,  como tesoro ardiente
en mi corazón iluminado y tus sabios consejos solo eran para mí.

Hoy tu recuerdo lo venero… suspiro  aquella  gloria pasada.
Perdona que te recuerde hoy.  Te dedico lo mejor que tengo
ahora,  mi fortaleza interior y el ingenio para lograr todo lo que
me propongo… será como un glorioso reto para mí.
Mi ñatita de cariño como te decían, amante de la buena música
y del piano.  Te parecías  a  la madre  de  mi madre, la fortaleza
lo aprendí de ti.  Un día me dijiste que en mis manos está el sol,
un camino que se abre ante mí. Comprendí que hoy es un tiempo
de sembrar,  todavía me falta crecer. Mientras tanto  el arte por
las letras juguetea conmigo en los prados,  me ofrece el manjar
de los dioses… me siento crecer.  Me  dijo  además  con ternura
que hoy solo soy como un granito de arena, mañana  me tocará
ser una gran roca,  a la par como las montañas más encumbradas.

Hoy por hoy viene a mí los recuerdos tan valorados como
las olas del mar arrullando a mi pequeño niño  como a las
piedrecitas cerca del mar.
¡ Adiós ñatita... como te echo de menos
dueña de mi espíritu y mi gran ilusión. Yo te bendigo

en grande y Dios también.¡

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