A mi hermana Mercedes.

Te convertiste en un ángel cuando decidiste  marchar a tras mundo, solo tenías la edad de la gloria, una juventud de porcelana, 19 abriles para cantar y ensayar, los mejores valses en tu vida primaveral,  justamente cuando te iba a coronar como reina, el más dulce de los sentimientos llamado amor. ¡Pero tú estabas  ausente, como invisible¡

Mercedes, mi hermanita querida, a donde te has domiciliado para ir a buscarte y charlar contigo?. Es aciago mis días a veces, que como loca busco tu dirección y hasta la respiración escapa de mis pulmones, dejándome envuelta como en sábana blanca al borde de un abismo.    ¡Pero tú sigues  ausente, como invisible¡

Eres alondra como ave cantora que en tu vuelo a lo lejos se escucha eco de alegres gorjeos. No estás sola, vas por el mundo animando, bailando aunque nadie lo note eres como timbal en la noche que sacude el alma dormida, para luego hacerla resplandecer como lucero de media noche. ¡ Y ahora siento que estás conmigo, como me alegro ¡

Preciosa, me llamabas cuando pequeña, tendría la edad tal vez de un querubín de cuentos de hada, tengo el recuento de la mamila, la paciencia y la dulzura que me prodigabas como la hermana favorita. Con tus manos inocentes, llenas de aplomo y valentía tú me sonreías siempre.  Madre me lo contó todo, antes de su partida. ¡ Como la echo de menos¡

La juventud y la frescura que tuviste  es  eterna,  aunque pasen mil años todo lo tuyo será inmortal.  Eres alma muy ajena  a  la malicia del viento, eres la estación del tiempo que siempre vuelve en primavera, cuando las rosas y los jazmines lucen todo su esplendor  en mi jardín. ¡Aunque te marches hoy, siento que volverás mañana¡

Mi corazón se pone a veces de color azul, casi turbada por los acontecimientos actuales,  un tanto milagroso,  un tanto inconsistente, un grito en el silencio, un fuego que crece y crece, un hielo que toma la forma de una roca tan grande y grande a todo esto, entonces me hago aún más fuerte.  ¡ Y siento que tú corazón hermana está vivo.¡