Parte II
Un gatito en apuros
Y César que tenía una sensibilidad increíble y una gran imaginación, con solo ocho años decía que el gatito hablaba. La madre inquieta por el alboroto que se había desatado en la casa, decía que ¡Así no hay quien duerma!, y era desde hace varios días cuando todo empezó! Y justamente cuando daban las ocho de la noche, nuevamente se dejó oír el gatito otra vez, los maullidos eran más fuertes y sonoros. En la finca, ya estaban enterados los otros vecinos de lo que sucedía afuera en la calle, pero no decían nada. La finca tenía cinco pisos y estaba en frente de un colegio de curas. El hogar de los niños estaba en el primer piso, desde allí, era más fácil enterarse de todo y del gatito también. El colegio se desarrollaba con gran movimiento de estudiantes, y coches que aparcaban junto a la pista, por las mañanas y por las tardes. De pronto César le pregunta a su madre, _Mami que le pasa al gatito? Los gatitos pueden hablar? _Eres muy ocurrente hijo, sabes bien que los gatitos no hablan, respondió la madre cariñosamente. El niño insistió, _ Mamá tienes que creerme, el gatito habla. ¡Vamos a ver!, dijo la madre algo nerviosa, le tomó las manos con dulzura y le dijo: _Hijito mío, los gatitos no hablan, tranquilo hijito mío, nada le pasará, continuó, _Es muy probable, que esté abandonado, y vamos a buscarlo hoy mismo, y mañana por la tarde lo llevaremos al albergue de animalitos, donde los cuidan y los protegen como es debido. Al poco tiempo nuevamente se dejó oír otra vez, y César estaba cerca de la ventana muy inquieto, y sigilosamente se acercó a su madre que estaba todavía en la cocina recogiendo todo. _El gatito habla mamá tienes que creerme, esta vez, el niño lo decía en voz baja. De pronto, como si tuviera un alta voz, un parlante en la garganta, el animalito se deja oír con gran amplitud por toda la calle ,_ ¡Miau, miau!, ¡auxilio, auxilio!, ¡tengo mucho miedo!, ¡tengo frio!, miau, miau, no solo eran desgarradores los maullidos, sino que también, se dejaba sentir el cansancio y la afonía en la garganta de aquel pequeño animal, era desesperante oír sus maullidos, cada vez con mayor fuerza, hasta que Cesar insistiendo y resuelto en voz alta dice, _Madre vamos buscar al gatito, yo quiero ir contigo. Mirando a su hijo con preocupación le dijo: Está bien, coge la chaqueta azul del perchero, que está haciendo mucho frio, parece que este invierno será más duro que los anteriores dijo Teresa. Los otros dos hermanos se quedaron en casa por indicación de la madre, y salieron en su busca. Al abrir el portal de la finca se toparon con un joven, saliendo de prisa a la calle, era el vecino del segundo piso, llevaba en las manos alimentos, en un plástico envuelto, inmediatamente ¡ le pregunté!, si también había percatado de lo que sucedía en la finca, el joven respondió afirmativamente. _ Le estoy llevando jamón cocido desde ayer, pero el animal no se deja ver, me parece que está dentro del capó de ese coche azul, señalando en frente con el dedo, continuó. _Es un pobre gatito que lo han dejado abandonado, que al parecer por el timbre de voz, tiene 2 ó 3 semanas de nacido, que más se puede hacer por él?, _ por lo pronto llevo prisa, hasta luego, se despidió. El joven se aproximó al coche azul, dejó la comida y raudamente se marchó, _dijo que tenía prisa...

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