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Mostrando entradas de mayo, 2014
Cartas a un Angel Llegaste a mí, un día cuando tenía frio, pues ansiaba abrigo maternal…de tus manos cálidas solo he recibido consuelo y esperanza. Todavía soy un niño. En tu noble corazón,  hallé la grandeza que me aguarda hoy. Me sentí ángel en el edén, único en el universo. De tu fortalecedor aliento hacia mí,  surgió mi poderío de hoy noble de espíritu…. hallé lo que buscaba,  como tesoro ardiente en mi corazón iluminado y tus sabios consejos solo eran para mí. Hoy tu recuerdo lo venero… suspiro  aquella  gloria pasada. Perdona que te recuerde hoy.  Te dedico lo mejor que tengo ahora,  mi fortaleza interior y el ingenio para lograr todo lo que me propongo… será como un glorioso reto para mí. Mi ñatita de cariño como te decían, amante de la buena música y del piano.  Te parecías  a  la madre  de  mi madre, la fortaleza lo aprendí de ti.  Un día me dijiste que en mis manos está el sol, un camino que se abre ante mí. Comprendí que hoy es un tiemp
/.... La experiencia  y  la lucha cotidiana  lo veía  él, de tal manera que   decía _”que la soledad   era  la mejor compañía, que no le traía más  problemas”, pero a veces… decía también,  que por las noches  en su cama solo había penurias,  desencanto y un intenso frio y vacío  que se hacía eterno…“Que le vamos hacer…así me ha tocado la vida.”  En el último tramo, Sampietro caminaba solo,  no tuvo pareja que lo acompañara , o que le curara sus heridas,  o   por  una caída fortuita de  arduo trabajo que le tocaba,  hasta el sudor de  puro cansancio  se secaba  por  sí solo,  cuando se dormía… Es la soledad decía, que no perdona,  a veces  es  tan agria, indolente y  sombría…no tiene alma, ni  sabor, ni color.  _Eso Rosalía lo sabemos tú y yo… se llama costumbre,  no se ama pero se está ahí.    En el ocaso de la vida humana  la familia se vuelve   indulgente, caritativa, más cariñosa, le cuentan  pequeñas mentirijillas,  como  asomo de compasión.   Sampietro fue arropado por