Sus manitas blancas
Sus manitas eran
blancas, ella era como racimos de uvas frescas, de lirio y margaritas. Se deslizaba por los caminos
de la vida llena de gran vitalidad,
joven, gloriosa ante el mundo. En un
solo suspiro final quedó. Ahora también
comparte sus sueños con aquel lucero cimbreante, en las alturas lejanas que en alguna noche
estrellada ella pudo ver y admirar. Allí donde no es posible llegar, solo tocar con los sentidos y soñar. Su alma todavía tiene el perfume fresco de la primera aurora
de la mañana. Al salir el sol, el cielo se va despejando, va tomando un sentimiento de sosiego y resignación…es de aceptación y de serenidad ante el sufrimiento.
Como no volver a contemplar el cielo con
la misma necesidad de hallar un consuelo en el corazón doliente, es el
sufrimiento que todavía se ensaña y flagela todo el ser. Es así como Rosalía se siente ahora, ante la
desaparición de su única y gran amiga Carmen. Los pensamientos y sentimientos van y vienen cargados de la ira y se deslizan como rio incesante, caudaloso,
con interrogantes y sin respuesta. Es el alma que continúa oprimida…es el sollozo de Carmen, que se oye desde la lejanía desde donde ahora
habita. La ventisca del presente ha
borrado toda huella de sus pasos aquí en el mundo terrenal…_es imposible acudir
a ella
en su encuentro_.…son los pensamientos que se asoman como palomas mudas mensajeras, con una calidez cercana a una caricia de
tristeza y desolación. Por que
una vez más, somos demasiado humanos, amamos la vida, amamos a nuestra gente y
la tierra que nos vio nacer, hasta el aire que respiramos se hace nuestra mejor aliada y somos gracias
a ella pura energía pletórica hacia la
conquista del mundo donde queremos llegar. Y luego, la inquieta juventud es muy creativa, nos envuelve, nos subyuga, cautiva nuestros
sentidos, enlazando nuestro corazón con
la miel de la fecundidad y nos fascina y
nos deleita y hacemos nuestra vida, como finalidad de toda existencia. Así era ella como Ñusta alegre y guapa en
tiempos de celebración en la ciudad de Trujillo, tierra donde la acunó y la vio crecer. Había heredado de la madre, la naricilla perfecta de la actriz belga
Audrey Hepburn, y le daba un aire
de lozanía y distinción especial. Aún más, Carmen tenía el esplendor de la sencillez y la calidez del espíritu, que todo
su entorno admiraba. De pronto un día se
despierta por la mañana de un letargo infame sueño, se vio al borde de un abismo, sintió la sangre congelar,
un frio sudor correr por su frente, que se
desliza muy ávida y se expande en todo su cuerpo. En medio del estupor mantiene la calma que le
sale de las entrañas de puro valor….es la fuerza interior, se hace presente como una aparición divina….
hay una comunión con su alma, le abraza con ternura, hay una luz incandescente
entre ambas que solo ellas pueden ver, sus manos entrelazada trasmitiéndole la última energía vital, es todo el valor que recibe en sus manos, para hacer
frente a lo que está por llegar… el último suspiro, el último aliento, el final…. Rosalía se queda inmóvil, petrificada, sentada en su sofá, está desconcertada viéndolo todo como una
visión cruel de ante sala. Está llena de
melancolía y tristeza, sola en su habitación, las ventanas y cortinas están cerradas. Muy bajito se deja oír la música de Chopin, su alma se emociona al escuchar nocturnos, no puede evitarlo y se entrega al dolor. Lágrimas se deslizan por su rostro pálido y contraído,
sus ojos color miel no quieren dejarse ver. Abruptamente le viene al recuerdo de una lectura anterior que hizo, es el pensamiento del filósofo alemán Arthur Schopenhauer,
o que le llaman del pesimismo, ha cerca del dolor dice: “La
lucha por extirpar el dolor del mundo no
solo es vana sino absurda. El
sufrimiento no se puede erradicar, ya que su causa es la misma constitución de
la humanidad. A lo más podemos luchar
contra el sufrimiento y vencer la forma en que se nos presenta; pero el
sufrimiento, el dolor, tiene disfraces infinitos, y al instante se nos
presentará de otra manera.” _Claro que sí, _ exclama, tomando aliento, _ increíblemente
el sufrimiento se presenta ajeno a
nuestra voluntad, para sorprendernos en cualquier momento en la vida cotidiana, para causar un repentino
destrozo descomunal, ahuyentando temporalmente la calma, la paz en nuestro
entorno_. Rosalía en medio de su duelo comprende que este
sufrimiento será temporal, ha llegado y se ha hospedado en el hogar de su corazón.
_Comprendo que no es culpa de nadie, ni
del mundo. El sufrimiento es un estado emocional transitorio que le compete
a la humanidad, por consiguiente a mí, no se puede escapar, ni liberar de ella rápidamente, toma su tiempo para disipar._ Está
reflexionando. Se van apaciguando
todo sus pensamientos hasta ahora elaboradas. Se queda allí por largas horas, luego se tumba sobre su cama, agotada de cansancio. Un profundo suspiro final, insufla todo su
pecho hasta quedarse dormida.....
Dedicado con todo cariño a Carolina que en vida fuera, hermana de mi gran amiga Lorena. Besos.
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